Editorial function and political project in the Chilean left of the 20th century. The case of Editorial Austral
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Editorial function and political project in the Chilean left of the 20th century. The case of Editorial Austral
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Publication name (other)
Función editorial y proyecto político en la izquierda chilena del siglo XX. El caso de la Editorial Austral
PII
S0044748X0022871-7-1
Publication type
Article
Status
Published
Authors
Manuel Tapia Loyola 
Affiliation: Finis Terrae University
Address: Santiago, Chile
Edition
Pages
74-90
Abstract

From a preferably qualitative perspective of analysis based on various primary and secondary printed sources, this work examines the thematic characteristics that shaped the editorial performance of the Austral label during its years of existence (1946—1973). Promoted and maintained by the Communist Party of Chile, studying this publishing experience opens us to the understanding of how, in terms of publishing history and the book that corresponds to us, the bibliographic production sponsored by this party was positioned, an activity that had to be carried out within the variety of discursive offers that, not without struggle, articulated the ideological sphere of the country in the mid-twentieth century. We postulate that, fully responding to the conceptual contours that modeled its performance, Austral served as a diffusion mechanism for an ideological bricolage of self-sufficient pretensions and, therefore, dispensed with, circumstances that would determine both the limited size of its editorial presence and its functional role. to the communist social discourse of the 20th century.

Keywords
Communist Party of Chile, Editorial Austral, 20th century, political books, discursive hegemony, communist intelligentsia
Received
10.05.2022
Date of publication
14.11.2022
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INTRODUCCIÓN

2 En su importante obra sobre la historia del libro en Chile [1]; [2], Bernardo Subercaseaux nos proporciona un conjunto de hitos básicos del despliegue de iniciativas — por lo común, privadas — que han jalonado la actividad editorial librera en nuestro medio. Siendo una referencia ineludible al momento de emprender estudios sobre el quehacer intelectual que siempre importa una iniciativa editorial, la contribución del citado autor también nos refleja otro dato no menos ostensible, a saber, la baja atención historiográfica que, hasta el momento, se ha brindado al campo de la producción y distribución de libros en Chile. En efecto, en comparación con otras áreas de la actividad editorial como, por ejemplo, las revistas o la prensa escrita, es claro que aún no contamos entre nosotros con un acervo relevante de trabajos que aborden los distintos ejes involucrados en la tarea del texto impreso, sean estos de índole autoral, impresora, organizacional, ideológica, lectora o empresarial. Un simple vistazo por internet o en catálogos en línea de bibliotecas y revistas especializadas, nos deja muy en claro la muy poca atención que todavía historiadoras e historiadores han proporcionado al ámbito del libro y su presencia pública.
3 Entre las muchas ausencias que persisten en nuestra historia editorial, las vinculadas a los esfuerzos impresores de libros y folletos emprendidos por las organizaciones políticas del siglo XX, son una arista de notorio interés, así como lo fue también lo hecho por las confesiones religiosas desde inicios del siglo pasado. Desarrollar investigaciones historiográficas más abundantes y circun-stanciadas adscritas a las numerosas voces que pugnaron por incidir en el naciente espacio público chileno de comienzos de la pasada centuria, no sólo importaría una comprensión más acabada de nuestro pasado cultural y político, sino, a la vez, un avance en asuntos teóricos y metodológicos de aporte de la historia de la comunicación social a la disciplina historiográfica en general [3]1.
1. Una interesante y muy bien documentada contribución a este fin es el reciente artículo de Alfonso Salgado Muñoz y Joaquín Fernández Abara, “El Partido Socialista y Prensa Latina: gestión económica y conflicto político en una editorial chilena (1954-1973)”. No coincidimos, en todo caso, con su aserto de que la historia del libro en Chile sea un área en expansión. Lo realizado aún es poco y afincado, en su mayor parte, en varios trabajos sobre la experiencia editorial de una sola editorial (Quimantú). Ciertamente que esperamos que este panorama efectivamente se incremente.
4 Nos proponemos en esta ocasión dar a conocer las características temáticas prin-cipales que revistió un emprendimiento editorial en nuestro medio: el relacionado con la labor ejecutada por el sello editorial Austral entre 1946 y 19732. Continuador de un quehacer impresor distintivo desarrollado por el comunismo chileno desde los años del Partido Obrero Socialista liderado por Luis Emilio Recabarren, Austral tuvo, en materia de libros y folletos, el antecedente inmediato de la editorial Antares3 en el transcurso de la década de 1930, instancia desde la cual no sólo se logró disponer de un breve catálogo propio de obras literarias y de folletería ideológica, sino, también, de la oportunidad de ir creando una cierta experiencia respecto del “negocio librero”, tanto del medio nacional, como a través de los contactos — no siempre fluidos — con producciones editoriales vinculadas a las estructuras regionales de la Tercera Internacional (IC), en especial de las provenientes de México, España o Argentina [4].
2. Como se indicó en el resumen de este escrito, nuestra labor aquí será eminentemente cualitativa respecto de la producción bibliográfica de Austral, esto es, sobre los temas, autores y tendencias conceptuales que esta producción implicó. Por lo mismo, en nuestro desarrollo no habrá referencias sobre un cúmulo de datos de importancia que esperamos ir dando a conocer en nuevas entregas. Así, por ejemplo, no estamos por ahora en condiciones de informar acerca del capital social inicial de la empresa, los aportes y aportantes, la conformación de la dirección y gerencia, la evolución y cambios que estos aspectos experimentaron en el tiempo. Tampoco aludiremos sobre cómo se elegían los títulos y autores a publicar, los tirajes, mecanismos de distribución y retornos financieros.

3. Debemos dejar constancia que Antares no fue la única experiencia previa. Entre varias — no todas de importancia — la de mayor relevancia fue DIAP (Distribuidora Iberoamericana de Publicaciones) que, si bien contó con la participación de militantes comunistas, no fue un proyecto propiamente local, respondiendo en general a orientaciones de la IC. La historia de DIAP está aún por abordarse. Su presencia en Chile data de finales de la década de los 30 hasta mediados de los años 40.
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6 Ahora bien, no siendo nunca un ámbito comercialmente rentable (ni siquiera autosustentable), la puesta en marcha de acciones de difusión editorial respondió, en el Partido Comunista chileno, a una constante de base ilustrada sustentada y practicada por esta organización — y de otros partidos comunistas del orbe — en tanto forma sine qua non de construcción de influencia en una opinión pública que, más allá de la minoría de convencidos, estaba siempre en constante disputa. A este propósito de acrecentar sensibilidades y voluntades en favor de las definiciones políticas propias o, si se prefiere, de impedir que amplios sectores de la sociedad — en especial, de base popular — fueran objeto del tradicional engaño y alienación, es que había entonces que seguir impulsando, a la par con las habituales acciones propagandísticas, dispositivos variados de intervención en la lucha por el espacio público. Estos, siguiendo las tendencias y usos técnicos prevalecientes en la comunicación de masas, fueron principalmente impresos, no obstante, no debemos omitir la temprana aparición de otros recursos tecnológicos que también serían puestos al servicio del mensaje ideológico, como serían el cine, la radio y, más tarde, la televisión4.
4. La historiografía sobre el Partido Comunista chileno ha adquirido un claro ascenso en las últimas décadas, configurándose un área de estudios de interés para numerosos/as especialistas nacionales y extranjeros. A su vez, se ha hecho también presente una abundante producción de memorias y biografías de trayectorias partidarias que enriquecen, de igual modo, el panorama de apreciaciones e indagaciones. De esta manera, los temas y enfoques lentamente han ido diversificándose, de manera que, en el presente, no solo contamos con las más habituales perspectivas de análisis de los discursos y prácticas institucionales, sino, también, con propuestas sobre formas específicas de su cultura, liderazgos, roles y subjetividades. En esta mención, un ámbito que aún espera mayor tratamiento corresponde a la de la construcción y difusión del discurso social comunista con sus respectivas ramificaciones en aspectos tales como la noción de lucha ideológica, la prensa e intelectualidad partidaria, dispositivos y estrategias de comunicación, entre otros.
7 Pero no únicamente la lucha política y electoral inmediatas, y su correlativa denuncia de la explotación oligárquicas fueron motivo de la publicidad comunista. Tanto o más necesaria a su estrategia comunicacional, fue el afán por instruir, educar, formar conciencias y ofrecer nuevas alternativas de mundo a una audiencia que se concibió como relativamente culta o con algún nivel de instrucción formal y adscrita a la modernidad urbano-popular. En efecto, en particular si ponemos nuestra atención en los temas y autorías de los libros hechos por Austral, vemos que ellos denotaron propuestas que, si bien nunca escaparon del canon o la ortodoxia, pretendieron aportar nuevas miradas y nuevos valores literarios y de comprensión histórico-social, en una clara perspectiva de proselitismo ilustrado. De esta suerte, es perceptible ver en Austral el intento de aparecer como una editorial que, sin ocultar responder a una determinada cosmovisión ideológica y, en coherencia con ella, se propuso jugar un rol de difusión en nuestro medio, de lo que sus directivos estimaron como significativo de la cultura y el discurso social comunista (nacional e internacional) de mediados del siglo XX.
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LA EDITORIAL Y SUS LIBROS

9 Son muy escasos los datos institucionales que disponemos hasta ahora de Austral. Sabemos que al parecer se creó el 7 de junio de 1946 en la sede el Partido Comunista (Moneda con Mac-Iver). De acuerdo con la invitación cursada por Ricardo Fonseca (a la sazón, Secretario General del Partido) para formar dicha empresa (de responsabilidad limitada), los citados al evento fueron 15 personas, todas ellas representativas de la vida intelectual y política del PC5. A ellas se les pedía que asistieran llevando por escrito el mayor número posible de nombres de otros individuos a quienes ellos creyeran les podía interesar la iniciativa editorial. A todos se les convocaría para tener una “gran reunión” a la semana siguiente en un lugar indicado como “nuevo local”, en Huérfanos 1133. Si efectivamente estas reuniones — y su finalidad — se llevaron a cabo, no ha quedado registro en la prensa partidaria6. Suponemos que probablemente sí por una alusión al aniversario número 14 de Austral aparecida en El Siglo, en 1960 [5, p. 8]. Otro antecedente que viene a favorecer este hecho es que la primera mención pública a la editorial correspondió a un aviso de novedades de libros de Lenin, Howard Selsam (filósofo marxista estadounidense) y de ensayistas comunistas franceses, aparecido en El Siglo en 22 de junio 1947, es decir, un año después de su fundación.
5. Además del propio Fonseca, a la cita estaban convocados/as Pablo Neruda, su esposa Delia del Carril, Miguel y Volodia Teitelboim, Carlos Contreras Labarca, Natalio Berman, René Ojeda, Américo Zorrilla, María Marchant, César Godoy Urrutia, Pascual Barraza, Santiago Flores, Max Nolff, y una persona de la que sólo se dice su apellido: Osorio. Ver copia de la nota de invitación en >>>>

6. Se consultó diario El Siglo, se consultó Democracia, Solidaridad, revista Principios y Vistazo.
10 A falta de mayores informaciones sobre su organización inicial y posterior, es pertinente apuntar que el momento en que la editorial fue impulsada, correspondió a un tiempo de nuevas definiciones en la política nacional: al término de la Segunda Guerra Mundial, el prestigio de la URSS en el escenario internacional, y los buenos resultados electorales que venía obteniendo el partido desde el año anterior (1945), se sumaba un ambiente de creciente sospecha y tensiones entre el PC y sus aliados radicales y socialistas. Y si bien el apoyo comunista al triunfo de Gabriel González Videla en la elección presidencial de 1946 supuso una posibilidad de nuevos acuerdos, nada de ello tuvo lugar, incrementándose las diferencias que, a corto plazo, llevaron a la proscripción del comunismo y la plena vigencia de la lógica de la Guerra Fría [6]. En este clima, en especial por los signos que podían implicar una mayor incidencia pública del PCCh luego de finalizada la guerra mundial, es donde se ubica la puesta en marcha de la nueva editorial. A ello debemos sumar a lo menos dos datos específicos que pudieron haber alentado también la iniciativa: de un lado, la incorporación de varios intelectuales y artistas de nota a las filas del comunismo local, muchos de ellos “compañeros de ruta” del PC desde los tiempos de la intensa solidaridad con la causa republicana en la guerra civil española (1936—1939), además de su apoyo a los gobiernos de frente popular y, de otro, la desaparición final (en 1943) de las estructuras políticas y culturales cominternistas, realidad que suscitó la necesidad de dotarse de nuevos aparatos ideológicos con una relativa autonomía de gestión. En los hechos, el acercamiento (tácito o expreso) que numerosos representantes de la intelligentsia7 chilena verificaron en este período respecto del PC, fue el comienzo de una significativa relación que, en sus contornos más elocuentes, dará paso, desde mediados de los años 50, a la aparición de lo hemos llamado el corporativismo intelectual partidario. En tal perspectiva, Austral hubo de atender, al menos en parte, a las necesidades de visibilidad pública que este corporativismo demandó.
7. Ocupamos la expresión intelligentsia (neologismo de origen ruso, transliterado al español como inteliguentsia) en calidad de símil de mayor alcance funcional que la noción corriente de intelectualidad. No obstante, en nuestro empleo, ambas categorías remiten a una misma realidad, a saber, de conjunto de individuos que crean, recrean, aplican y difunden creaciones y saberes de muy variada índole y uso en un conjunto social y/o societal. De este modo, nuestra acepción no sólo considera la vasta gama de científicos y profesionales con credenciales universitarias o con estudios superiores (cultura docta), sino, a la vez, representantes variados de la cultura popular, no docta o académica. Recurriendo a Gramsci, involucramos en intelligentsia a todos aquellos que pudieran realizar tareas conectivo-organizativas dentro de la sociedad civil. Al interior de este espacio, ciertamente se dan distintas clasificaciones, status y relevancias.
11 En el transcurso de los 27 años de vigencia de la editorial, hemos podido consignar la aparición de 122 títulos8, los cuales, desde el punto de vista de la frecuencia de aparición de los mismos, se distribuyeron de manera manifiestamente dispar en todo el período señalado9. Mientras en los años 50 se editaron 55 proyectos (45% del total), en los 60 estos sumaron 36 (29,5%). Por su parte, con pocos años de ejercicio, el decenio de los 70 acusó una tendencia de potencial superación de los lustros anteriores, con 29 libros publicados (23,8%). Una mirada de conjunto nos indica que la producción de 122 libros en casi tres décadas, dio cuenta de una labor editora débil, con un promedio general de 4,5 títulos por año. Con todo, estimamos que ello no sería del todo deficiente si traemos a colación que Austral fue un ejercicio editorial de impronta muy particular — se trató, recordemos, de una iniciativa anclada en una específica visión político-ideológica — realizado, además, en contextos lectores propios y externos bastante acotados. A la vez, el desempeño editor de nuestro sello se dio a la par con la constante aparición o afluencia de productos impresos más o menos afines, en especial de las áreas de la novela, la ideología y la propaganda. El origen de estos fue corrientemente extranjero con algunas salvedades de orden nacional10. La magnitud sin duda superior de esta oferta se reflejó en que ella dominó abiertamente el comercio librero del comunismo criollo en Santiago y provincias11. En síntesis, dados estos condicionamientos, resulta plausible entender que los proyectos de publicación de Austral fuesen, por lo común, de un número bajo, verificándose, incluso, períodos prolongados sin nuevas ediciones.
8. Esta cantidad corresponde a los textos que efectivamente aparecieron bajo el sello Austral, es decir, no considera la presencia de otros libros y folletos que, compartiendo similitudes temáticas y autorales, vieron la luz sin este dato editorial. De igual modo debemos señalar que la cantidad de 122 títulos no incluyen los 2 del año 1947.

9. Para relación de títulos, autores y años de publicación, ver Anexo al final de este informe.

10. En el caso del fondo editorial comunista, los libros y revistas de producción soviética (y china, en los años 50) fueron los dominantes. En cuanto a la producción local, el dato más relevante a este respecto lo constituyó la aparición de la editorial del Partido Socialista Prensa Latinoamericana (Ver el citado trabajo de Alfonso Salgado y Fernández). En un plano ideopolítico diferente (social cristiano), también se debe considerar la destacada labor de Editorial del Pacífico. Con una participación menor en cuestiones político-ideológicas, corresponde citar también a Nascimento, Universitaria, Zig-Zag y Orbe. Sobre las editoriales extranjeras que por dinamismo y magnitud produjeron el doble efecto de cubrir más satisfactoriamente la demanda local por diversificación temática y autoral, además de coartar las posibilidades de crecimiento de las editoriales de los partidos de izquierdas, estuvieron Fondo de Cultura Económica, Ariel, Pueblos Unidos, Siglo XXI, Cartago y Lautaro. Un dato interesante a revelar sería dimensionar la notoria presencia de la edición soviética en Chile (libros, folletos y revistas) cuyos medios de colocación se ligaron expresamente a las provistas por el PC.

11. El PC logró disponer de tres librerías en la capital, además de una red de distribución en varios puntos del país. Por ahora no contamos con información sobre la calidad y solvencia de estos mecanismos comerciales.
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ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL FONDO EDITORIAL DE AUSTRAL

13 Pero no es en la dimensión puramente cuantitativa donde podemos significar adecuadamente la trayectoria y rol de una editorial, menos aún tratándose una tan peculiar como Austral. Dijimos antes que ella fue parte del entramado corporativo intelectual que forjó el PC chileno desde los años 40 hasta el golpe militar de 1973. El carácter básico y permanente de esta corporatividad intelectual es que en ella cristalizó un determinado régimen de verdad (estético y discursivo) al que concurrirían las estructuras principales de la dirección partidaria y los talentos creativos y del saber de decenas de integrantes del mundo de la cultura docta y plebeya, todos mancomu-nadamente adheridos a la promesa de cambio, redención o justicia social atribuida al mundo proletario y popular y sus organizaciones. A la par con sus definiciones conceptuales y doctrinarias, este corporativismo echaría mano a variadas voces y expresiones que, de algún modo, incidirían, también de distinta forma, sobre las tendencias más generales de la sociedad de la época.
14 En tanto editorial comunista plenamente funcional a los objetivos de diseminación de la producción escrita de su corporativismo estético-intelectual, no agregamos nada relevante al constatar que prácticamente todos sus autores —vivos o muertos, chilenos o extranjeros — eran o habían sido comunistas o inspiradores de esta postura ideológica. En la misma perspectiva, un tercio de ellos fueron soviéticos, quienes aportaron principalmente obras de narrativa, ensayos y de divulgación científica. Su aparición fue particularmente abundante en los años 50 hasta inicios de los 60. Entre los nombres más recurrentes de estos se deben mencionar los de Máximo Gorki, Boris Polevoi, Nicolás Ostrovski, o Dimitri Furmanov, todos ellos destacados representantes del realismo socialista, cuya influencia no dejó de hacerse sentir en literatos chile-nos — también publicados por Austral — tales como Edesio Alvarado, Manuel Guerrero, Diego Muñoz, Luis Enrique Délano12.
12. Esta novelística, en especial la ruso-soviética, se contó entre los materiales de lectura de primer orden en la formación de varias generaciones de militantes comunistas locales de los años 50 y 60. En este mismo terreno, el autor chileno más sobresaliente fue L. E. Délano con su relato La Base. Aparecida en 1958, esta novela fue reimpresa en al menos 4 ocasiones hasta 1973. Otros títulos de él dados a conocer por Austral, fueron: Puerto de fuego, El rumor de la batalla, Antología de la poesía social de Chile (con Edmundo Palacios); Cuba 66; El viento del rencor.
15 A propósito de los chilenos, estos cubrieron un 45% de los autores de Austral (42 personas). De ellos, los más publicados fueron: el historiador Hernán Ramírez Necochea, el novelista L.E.Délano, el poeta Pablo Neruda, el filósofo Sergio Vuskovic, el político y escritor Volodia Teitelboim, el científico y ensayista Alejandro Lipschutz y el dirigente partidario Luis Corvalán. De entre los mismos y al margen de la figura sin paragón de Neruda, el autor con mayor impacto en la cultura académica del país fue Ramírez Necochea, relevante impulsor y exponente de la historiografía marxista chilena de mediados del siglo XX13. Su producción, por enfoque y método, se alejó, por cierto, de lo ofrecido por Austral con los libros de Corvalán, Varas o Teitelboim quienes, sin embargo, a base de otros recursos estilísticos y narrativos (novela, memoria y biografía) no fueron menos efectivos en aportar a uno de los resultados más decisivos del corporativismo intelectual comunista, saber, dotarse y dotar a la organización partidaria, a sus soportes sociales y a la cultura política general del país, de una doxografía y un relato sobre el origen y misión de sí mismos. En esta dimensión, la materialidad histórica y rol de la clase trabajadora y sus organizaciones no sólo quedaron explicados y resaltados por la disciplina científico-historiográfica de Hernán Ramírez, sino también, por la vivencia y testimonio vital (ético-moral) de verdaderos hijos de esta clase (“combatientes ejemplares”) como eran los prisioneros de Pisagua (Teitelboim), el joven líder partidario (Fonseca, de Corvalán) o el aguerrido y siempre tenaz campesino de nuestra tierra (Chacón, de Varas)14.
13. Hasta 1973, Ramírez publicó tanto en Editorial Universitaria (Facultad de Filosofía y Educación) como en Austral. A través de esta última dio a conocer, en 1951, La guerra civil de 1891; en 1956, Historia del Movimiento obrero en Chile. Más tarde, Historia del imperialismo en Chile (1960, con reedición en 1970). En 1965, Origen y formación del Partido Comunista de Chile y Los EEUU y América Latina.

14. En un registro científico y académico similar al de Ramírez, la aparición de Lipschutz también debe tenerse en cuenta al momento de significar la construcción del sujeto popular y de cambio considerada por la intelligentsia comunista. Su atención sobre el ámbito indígena chileno y regional, no logró, sin embargo, modificar mayormente los criterios del clasismo dominantes.
16 Ahora bien, con Ramírez en su catálogo, despunta en la actividad editorial de Austral una cierta línea de arraigo universitario que se verá favorecida con la presencia de Lipschutz y del filósofo Sergio Vuskovic. Se trató de un desplazamiento que, si bien se mantuvo dentro del carácter endogámico de los autores de Austral, permitió el acercamiento de la entidad y su audiencia a asuntos político-sociales de orden nacional. En lo que tocó a Vuskovic, lo acogido por la editorial remitió fundamentalmente al debate doctrinario con las visiones del catolicismo social y político — léase, Democracia Cristiana y DESAL15 — cuyo reformismo en los 60, venía a desafiar el monopolio comunista — más simbólico que real — del habla social transformadora. La atención que el PC puso a este asunto fue considerable y se tradujo en numerosos escritos de prensa, de revistas y jornadas de opinión del IDIM [7]16.
15. Centro para el Desarrollo Económico y Social fundado en 1960 por el jesuita belga Roger Vekemans. Su principal propuesta teórica fue la de la Teoría de la Marginalidad.

16. Instituto de Investigaciones Marxistas puesto en marcha en 1967 por la intelectualidad comunista con patrocinio partidario.
17 Por su lado, la participación de Neruda en el catálogo de Austral sólo tuvo el lustre de su nombre, lo que probablemente pudo significar un buen retorno económico para la editorial. Lo editado del vate correspondió, mayormente, a compilaciones o reediciones de composiciones ya probadas en su éxito y popularidad, destacándose el poemario Cantos de amor y de combate, publicado con ocasión del Nobel en 1971.
18 De otra parte, en cuanto a la publicación de clásicos del marxismo, esto es, de textos de Marx, Engels o Lenin, esta línea estuvo marcada por tres signos básicos. Primero, por la baja frecuencia en la aparición de obras debidas a estos autores. Que así fuese, muy probablemente se debió a la combinación de factores, tales como, la persistencia de una demanda limitada de este tipo de productos; la mejor satisfacción de estas necesidades de lectura por parte de otras opciones editoriales (chilenas y extranjeras); la aclimatación de la audiencia de Austral a la habitual grafía comunista.
19 Una segunda razón que posiblemente incidió en la poca edición de clásicos, tuvo que ver con la evidente tendencia editorial de priorizar por materiales de fácil comprensión y de extensión breve, como resultó en los casos del Manifiesto Comunista (Marx y Engels) o la Enfermedad infantil de extremismo (o izquierdismo) en el comunismo (Lenin), sin duda, los libelos de mayor promoción editorial por parte de Austral, con varias reimpresiones hasta 1973. De uso primordial para procesos de formación militante y de iniciación ideológica, estas dos obras estuvieron a la base de lo más sustancial del propedéutico marxista-leninista partidario. En específico, la segunda de las obras nombradas sirvió de socorrido pararrayos en la polémica con todo tipo tendencias disonantes en el ámbito de la izquierda17.
17. Dejemos constancia del peso que este opúsculo de Lenin tuvo en la intelectualidad y la edición comunista, pues, con referencia a este, se produjeron o se dio cabida a varias producciones cuyo norte fue el mismo de debatir y contrarrestar las influencias de sectores revolucionarios no comunistas tenidos como antisoviéticos, extremistas, anarquistas, trotskistas o pequeñoburgueses. Así, de acuerdo a nuestro anexo, Austral produjo o reprodujo folletos tales como: El problema yugoslavo, Socialismo y Comunismo, Mitología de la ultraizquierda, El antileninismo trotskista, Leninismo y socialismo, El revolucionarismo pequeñoburgués, Contra el trotskismo, El trotskismo al desnudo. Indudablemente, el contexto de auge del conflicto político que sobrevino con la Unidad Popular y su gobierno, explica ampliamente lo dicho.
20 A esta disposición de contar con lecturas de contenido directo y masivo, respondió también la inclinación por reproducir manuales y exposiciones taxonómicas de las principales categorías analíticas del marxismo, como eran la historia, la economía, las clases sociales o la revolución. De autoría principalmente soviética, esta preferencia se hizo más ostensible en el catálogo editorial desde la medianía de los años 60, momento en que, a la vez, proliferan en la publicidad de las librerías del PC las revistas y variadas colecciones científicas y de propaganda de la URSS18. Contando con un lugar predilecto en esta tendencia editorial, la figura de Lenin, además de lo ya dicho, fue objeto principalmente de ediciones laudatorias y apologéticas, siendo estas más numerosas que las debidas a la propia pluma del dirigente soviético19. En los hechos, más que su propia palabra, lo que se pretendió fue hacer de él una figura de culto de apelación omnicomprensiva y hasta principal teórico del propio proceso político chileno [8]20.
18. Para la importancia adquirida por la manualistica, consúltese las obras de Mitropolski y Kuznetsov, Leontiev y Yajoy, Afanasief, Leo Figueres, Spirkin y Yajot, Garaudy, Bottigelli, Cogniot

19. VVAA, Recuerdos sobre Lenin; Lenin, camarada y hombre; VVAA Lenin, gran teórico; Leninismo y socialismo.

20. Quizás si el texto paradigmático de interpretación, en clave leninista, del acceso de la Unidad Popular al gobierno en 1970, corresponda al trabajo del intelectual comunista Carlos Cerda El Leninismo y Victoria Popular, publicado en 1971 por Quimantú.
21 Pero este recuento no sería muy acertado si no advirtiéramos — como tercer elemento de caracterización — que, no obstante lo mencionado en cuanto al escaso número de obras de los clásicos y al predominio de los textos instruccionales en torno a ellos, hubo algunos esfuerzos que supusieron una tarea editorial menos rigidizada y cacofónica. Nos referimos a la publicación, en 1958, de Dialéctica de la Naturaleza (F.Engels) en traducción del inglés que la editorial presenta como propia y primera en idioma español21, y de los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, de Carlos Marx, en 196022.
21. Este dato podría contradecir la información que señala a la edición mexicana de 1961, en traducción de Wenceslao Roses, como la primera en español. Nuestro editor no aclara de qué versión extranjera provino su traducción. Escrita de modo fragmentado en diversos momentos del último cuarto del siglo XIX, esta obra de Engels vio la luz por primera vez en la URSS en 1925, en alemán y ruso. Es posible que la traducción chilena haya provenido de la edición inglesa de 1940 hecha por Lawrence & Wishart, la que contuvo un prefacio y notas del biólogo y genetista británico JBS Haldane (no sabemos si el propio Haldane hizo el traslado al idioma inglés del cuerpo central del texto de Engels). A su vez, siempre de acuerdo con lo que expone Austral, esta edición inglesa fue acrecentada con la inclusión de unos “apuntes de Engels para uso personal” y un artículo relacionado con el tema de la filosofía materialista extraído del tomo XIII de las Obras Completas de Marx y Engels publicadas en Moscú en 1935. Finalmente, añadamos que posiblemente el traductor fue el hombre de teatro chileno Rubén Sotoconil.

22. Traducción de Rubén Sotoconil de la versión inglesa hecha por Martin Milligan. Según Austral, la edición en inglés provenía, a su turno, de la rusa de 1956, revisada y corregida por el Instituto Marxista-Leninista del PCUS. En español, una nueva traducción de Abel García Barceló proveniente de la edición francesa de Bottigelli (1962), fue dada a conocer por Ediciones Estudio, Buenos Aires, 1973.
22 No contamos con antecedentes que nos permitan sugerir las motivaciones que llevaron a la editorial a acometer, en el breve lapso de dos años, los trabajos de traducción y publicación de textos relativamente extensos (cercanos a las 300 páginas cada uno) y de lectura nada sencilla. Tampoco tenemos claridad sobre el impacto que en nuestro medio académico y de público interesado tuvieron ambas ediciones. En subsidio de ello, sí podemos decir algo acerca del momento en que se produjeron ambas apariciones. Los años cercanos a la década de los 60 fue un período expectante para el comunismo mundial: a las iniciativas de desestalinización y de impulso de la coexistencia pacífica con Occidente promovidas por el ascenso de Jrushov a la dirección soviética, su sumaron los varios logros de la URSS en la incipiente carrera espacial con los EEUU, hechos que fortalecieron el prestigio internacional de Moscú. Internamente, la izquierda chilena, si bien derrotada en las elecciones presidenciales de 1958, experimentaba un ascenso público que la haría mirar con alguna confianza los retos de la política nacional. Súmese a ello la restitución, en 1958, de la legalidad al Partido Comunista, dejando atrás una década de proscripción oficial. En consecuencia, el panorama mostraba más de un signo positivo y de aliciente en virtud de los cuales bien podía caber el desarrollo de apuestas editoriales más novedosas. Pero como la excepción sólo confirma la regla, hemos de decir que lo perfilado con las traducciones recién citadas, no tuvo continuidad ni mucho menos vino a alterar los lugares comunes de la edición partidaria.
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CAMINO DE VICTORIA

24 La homogeneidad o coherencia transdiscursiva observable en los libros de Austral alcanzó un punto muy nítido de expresión durante el gobierno de la Unidad Popular, ocasión en que, a la par con la edición de más de una decena de textos de habilitación doctrinaria, se dio a conocer lo que a la postre fue la única colección concebida y organizada como tal por esta editorial. Hablamos de Camino de Victoria, cuyo nombre fue tomado del título de un libro de Luis Corvalán, publicado en el primer semestre de 1971 por la misma Austral.
25 “La Colección Camino de Victoria es un valioso aporte de los comunistas para que el pueblo, además de vencer en la batalla política, también lo haga en la lucha ideológica” [9, p.7], exponía, a finales de 1971, el diputado y dirigente partidario Jorge Insunza. Inscrita en el conjunto de gestos y actividades de celebración de los 50 años de vida del PC, la propuesta constó de una docena títulos23. Algunos de ellos eran reediciones más o menos actualizadas de textos aparecidos en Chile una o dos décadas antes24, mientras que otros correspondían a traducciones de trabajos recientes (1968—1970) provenientes de los lazos de colaboración establecidos entre el comunismo criollo con sus similares de Vietnam, Bulgaria, EEUU o Francia25.
23. La colección se puso al público entre diciembre de 1971 y los meses de 1972. Las obras fueron: Elías Lafertte: Vida de un comunista; Luis Corvalán: Ricardo Fonseca. Combatiente ejemplar; José Miguel Varas: Chacón; El pensamiento de Luis Emilio Recabarren (2 vols); José Rodríguez Elizondo: Mitología de la ultraizquierda chilena; Le Duan: La revolución vietnamita; La verdad sobre Ángela Davis, reportaje; Georges Cogniot: Carlos Marx, nuestro contemporáneo y Leninismo y Socialismo; Leo Figueres: El anticomunismo trotskista; Kamen Kalchev: Dimitrov, el hombre; y Dimitrov acusa al fascismo, Documento.

24. Sus autores eran Luis Corvalán, Elías Lafertte y José Miguel Varas.

25. Los libros de G. Cogniot y Leo (Leopold) Figueres, corresponden a trabajos que estos autores — dirigentes del comunismo galo vinculados a los aparatos de orientación ideológica de su partido — publicaron en 1968 y 1970, respectivamente, en las prensas partidarias de Ediciones Sociales. La compilación de textos sobre Angela Davis responde a la tarea de defensa jurídica prestada por el PC de USA a su militante negra, en tanto que los volúmenes de Kalchev, son una biografía y una selección de escritos de denuncia antifascista relacionados con el nombre de Jorge Dimitrov, alto dirigente de la Comintern y del comunismo búlgaro. Finalmente, Le Duan fue un prominente líder del comunismo y gobierno vietnamitas hasta su muerte (1986), secundando y sucediendo a Ho Chi Min.
26 En una decisión que buscó connotar a la Colección con el fundamento obrero-organizacional más recurrente en la doxa partidaria, el rescate en dos volúmenes de buena parte de la obra escrita de Recabarren, constituyó quizás el componente más destacado del proyecto. Ahora bien, consideramos que la presencia del fundador del partido en este gesto editorial, respondió a los afanes de una modulación interpretativa de largo alcance, esto es, la inclusión simultánea de los textos de Corvalán, Varas, Lafertte y de la producción recabarriana, tuvo por finalidad ofrecer al público el dictum ético-político por antonomasia que habría caracterizado históricamente al PC, más aún cuando esta autoimagen tenía lugar en el cincuentenario de la organización. En este sentido, la propuesta devenía no sólo consecuencia y trascendencia, sino también, satisfacción y orgullo por lo alcanzado.
27 A partir de esta base, la contingencia reclamaba consistencia y apego a un núcleo ético-temporal que desde el año anterior (1970) tenía enfrente, de modo palpable, las acechanzas de un imperialismo y fascismo que harían lo imposible por derrotar al proceso de la vía chilena al socialismo y, con ello, barrer con el pueblo y sus organizaciones. Pero estas amenazas -fascismo e imperialismo- podían ser desenmascarados y derrotados, tal como las experiencias escritas de Le Duan, Angela Davis y Dimitrov lo podían atestiguar, de ahí la importancia de su difusión impresa entre nosotros. Y en un nivel más general pero no menos necesario, la movilización y luchas de la coyuntura debían estar acompañadas por los sustentos doctrinarios de la escolástica marxista-leninista aportados por Cogniot. Por su lado, las “desviaciones izquierdistas”, tan alarmantes en el momento — recordemos que un par de años más tarde, en plena derrota, estas posturas serían consideradas “caballo de troya del imperialismo” — tenían también atención en Camino de Victoria con sendas entregas de Figueres y Rodríguez Elizondo.
28 En síntesis, la colección, sin disponer de autores ni de problemas novedosos — lo cual no hizo de ella una oferta llamativa o de interés amplio — cumplió con holgura respecto de las definiciones editoriales que siempre presidieron la actuación de Austral: estar al servicio de un discurso corporativo-intelectual autosuficiente y reiterativo, detentor de las claves de cognición del derrotero histórico-social chileno y mundial. Fuera de este, cual manifestación salvífica, no podían tener lugar otras alternativas legítimas de resolución del conflicto de clase.
29

PARA FINALIZAR

30 La analítica de la hegemonía en Angenot — categoría principal de su propuesta de discurso social [10]; [11]; [12]26 — dispone de varios componentes interrelacionados con distinta intensidad de prevalencia: lengua legítima; tópica y gnoseología; temáticas y visión de mundo; dominantes de pathos; sistema topológico; ego y etnocentrismo; fetiches y tabúes. Digamos un par de palabras sobre algunos de ellos, en especial de los que, para nuestro tema, tendrían mayor pertinencia.
26. La expresión discurso social pertenece al semiólogo belga Marc Angenot, a quien tenemos en mente en esta conclusión, en especial por medio de la lectura de su “Interdiscursividades. De hegemonías y disidencias. La apelación a él, en todo caso, la realizo de un modo libre y referencial, adecuando para los estudios de caso propios de la historiografía, la intención metodológica bastante más ambiciosa prevista por este autor. Reconociendo el mérito de su propuesta, no faltan tampoco críticas fundadas a varios puntos de la elaboración angenoteana, al respecto, Baal Delupi, “La teoría del discurso social de Marc Angenot”.
31 La lengua legítima hace referencia a la expresión correcta establecida como tal al interior de una organización o grupo humano. Es el terreno del buen decir y los protocolos, de lo permitido ortodoxo. De ahí se deriva lo decible, escribible y publicable. Luego, la tópica, consagra la doxa de los elementos normalizados que, en alta proporción, se cristalizan en los lugares comunes y las reiteraciones del habla. La articulación de estos en el discurso suscita la función cognitiva de este y su modelación en temáticas y visiones de mundo. Ya en este punto, la presencia del decir público permitido tiene su contrapartida en los fetiches y tabúes. Los primeros, como signos de lo primordial consagrado, merecedor de la observancia constante, del respeto y aliento, en tanto que los segundos serían la señalización del sacer, de lo extraño y distinto, de las desviaciones, y por lo mismo, objetos del temor, la represión, la crítica, el silenciamiento o el olvido, de lo obliterado27.
27. Acudiendo a Delupi, los componentes “dominante de pathos” y “sistema topológico”, derivan, el primero, a los temperamentos y estados de ánimo verificables en las figuras sobresalientes del pensamiento y las artes de una determina época o generación, en tanto que el segundo, demostraría cómo las hegemonías se aprehenden no tanto por sus aspectos unificadores, sino por los disímiles, esto es, por un conjunto de discursos específicos, formales e informales que conforman la materialidad (totalidad) discursiva social.
32 La tarea descriptiva y de caracterización que hemos realizado respecto de la editorial comunista Austral, ha buscado, a partir del examen de la empírea de autores, temas y títulos, dar con algunas constantes en calidad de hegemonía discursiva. A su vez, el repertorio y normas de enunciación de esas constantes de hegemonía fueron afluentes y emanación de una construcción mayor: la del “discurso social” partidario. En el origen, despliegue y mantención de este discurso, se situaron los agentes y moduladores del mismo, es decir, las voces y gestiones performativas que, a fin de cuentas, dieron visibilidad histórica y social al mencionado discurso y su rol omnicomprensivo.
33 A la luz de lo anterior, nos asiste la conclusión de que Austral hizo parte del sistema enunciativo o de discurso social desarrollado por la izquierda chilena en el transcurso de la mayor parte del siglo XX. Gestado a partir de las décadas de recomposición del régimen institucional y político devenido necesario producto del agotamiento del orden oligárquico decimonónico — hablamos del primer tercio del siglo pasado — el marco hegemónico que alcanzó en la década de los 60, si bien heterogéneo y aporístico, no dejó de expresar un poder y capacidad altamente eficientes en vistas a promover un trastoque de fondo del curso histórico de nuestra sociedad. En el contexto de esta articulación y propósito, Austral y sus libros concurrieron, desde su especificidad, al encuadre gnoseológico general, es decir, de regulación y compresión del discurso social señalado. Este, como ya fue descrito, no solo implicó una abundante presencia de elementos ideológicos de matriz marxista-leninista, sino también, la aportación de relevantes categorías estético-literarias, historiográficas y de visión de mundo.
34

Anexo. Títulos, años y autores publicados por Austral, 1947—1973

Autor Título Año
K. Kunin Magallanes. 1947
K Marx – F Engels Correspondencia 1947
Salvador Ocampo, Elías Lafertte El cobre de Chile 1951
Alfredo Varela El hombre soviético de hoy 1951
Hernán Ramírez N. La guerra civil de 1891 1951
Asociación Investigadora del Trabajo de los EEUU El imperialismo de hoy 1951
Joaquín Gutiérrez Del Mapocho al Vístula 1952
Volodia Teitelboim Hijo del salitre 1952
Comisión Estudios Históricos PC (L. Corvalán) Ricardo Fonseca. Combatiente ejemplar28 1952
Comité chileno preparatorio de Conf. Económica Internacional El Comercio con todos los países (folleto) 1952
César Godoy Urrutia Imagen humana y política de la U. Soviética 1952
Mao Tsé-Tung La nueva democracia 1952
S.A. Severtzov Dinámica de la población animal 1953
José Stalin Problemas económicos del socialismo en la URSS 1953
Diego Muñoz Carbón 1954
Crisólogo Gatica, Trad. Educación soviética 1954
Bélla Illés Héroes y Armas 1954
P. Neruda Los versos más populares de Pablo Neruda 1954
Manuel Guerrero Tierra fugitiva 1954
Gustavo Mujica El coral blanco 1954
Gregorio Guerra Amanecer de las democracias populares 1955
Pavel Beilin Una gran familia 1955
Enrique Juárez Toledo Dianas para la vida 1955
Mario Ferrero Las lenguas del pan 1955
Práxedes Urrutia Canción de amor para tus sueños de paz 1955
Luis E. Délano Puerto de fuego 1956
Boris Polevoi Un hombre de verdad 1956
Howard Fast La pasión de Sacco y Vanzetti 1956
Alfonso González Dagnino Aurora sobre el Yang-Tsé 1956
Yuri Nagibin La pipa 1956
Hernán Ramírez Necochea Historia del movimiento obrero en Chile. Antecedentes siglo XIX 1956
Benigno Ávalos Ansieta Exaltación al júbilo 1956
Volodia Teitelboim La semilla en la arena 1957
Máximo Gorki Días de infancia 1957
Máximo Gorki Trece relatos 1957
Máximo Gorki Por el mundo 1957
Nicolás Ostrovski Hijos de la tempestad 1957
Boris Polevoi A orillas del nuevo mar 1957
Dmitrii Furmanov Chapaev 1957
Jaime Bustos Mandiola Hijos de la Tahití Nui 1957
B. Liapunov Viajando fuera de la tierra 1957
Elías Lafertte Vida de un comunista29 1957
V. Lenin Dos tácticas de la Socialdemocracia en la revolución democrática 1957
V Lenin El extremismo. Enfermedad infantil del comunismo30 1957
Varios autores Recuerdos sobre Lenin 1957
Luis Enrique Délano La Base 1958
Federico Engels Dialéctica de la naturaleza 1958
Vasili Fesenkov El sistema solar y el hombre 1958
Liga Comunista Yugoslava El problema yugoslavo 1959
Revista Asuntos Internacionales Capitalismo popular 1959
Víctor Zhukov Lo que da el Plan septenal a los soviéticos 1959
N Krupskaya Sobre la educación 1960
L Cheinine Los tribunales del pueblo en la URSS 1960
S. Treguv Nicolai Ostrovsky (biografía) 1960
K Marx Manuscritos económico-filosóficos de 1844 1960
Miguel L. Amunátegui La Iglesia frente a la emancipación americana 1960
Hernán Ramírez N. Historia del imperialismo en Chile 1960
Pablo Neruda Canción de gesta 1961
Pablo Neruda Los nuevos versos de amor 1961
Sergio Vuskovic Investigaciones sobre el origen del pensamiento 1961
Luis E. Délano El viento del rencor 1961
Justo Ulloa El suplicio de los avaros: ensayos materialistas 1961
Máximo Gorki Sobre la literatura 1962
Benigno Ávalos Ansieta El arte popular en América Latina 1962
Carlos Sepúlveda Leyton Hijuna 1962
Luis Vulliamy Juan del Agua 1962
Luis E. Délano – Edmundo Palacios Antología de la poesía social de Chile 1962
Edesio Alvarado Los poemas del pueblo y el canto del brigadier 1962
Alejandro Lipschutz El problema racial en la Conquista y el mestizaje 1963
Delfina Leonor Gutiérrez El mensaje del niño. Estudio de la expresión gráfica del niño normal y anormal 1963
Sergio Vuskovic – Osvaldo Fernández Teoría de la ambigüedad: bases ideológicas de la DC 1964
Luis E. Délano El rumor de la batalla 1964
Roger Garaudy La moral marxista 1964
Justo Ulloa Los pantalones del padre Puebla 1964
Orlando Millas Los comunistas, los católicos y la libertad 1964
Alejandro Lipschutz Guerra y Paz y otros temas candentes. Discursos de un patriota latinoamericano 1964
K Marx – F Engels Manifiesto Comunista 1965
Elena Sugo Payas en mi silencio 1965
Pompeyo Saavedra Las palabras de siempre 1965
Hernán Ramírez N. Los Estados Unidos y A. Latina 1965
Hernán Ramírez N. Origen y formación del Partido Comunista de Chile 1965
Rubén Sotoconil Teatro escolar: manual y antología 1965
Federico Engels Resúmenes y comentarios de El Capital de Carlos Marx 1965
Otto Schmidt Cuatro lecciones sobre la teoría del origen de la tierra 1965
Luis E. Délano Cuba 66 1966
César Godoy U. Hombres y pueblos 1966
Lenin (Compilación) Lenin, camarada y hombre 1967
Sergio Vuskovic Problemática DC: propiedad, revolución, estado 1968
D. Mitropolski Y. Kuznetsov Historia y economía: manual breve de divulgación 1968
Eduardo Labarca Chile invadido: reportaje a la intromisión extranjera 1968
Volodia Teitelboim Hombre y hombre 1969
Hernán San Martín Nosotros los chilenos: tres ensayos antropológicos de interpretación 1970
Hernán Ramírez Necochea Historia del imperialismo en Chile 1970
L. Leontiev – Ovshi Yajoy El mundo nuevo y su filosofía: fundamentos y principios de la economía política y filosofía marxistas 1971
Recabarren El pensamiento de LE Recabarren (2 Vols) 1971
Austral ¿Qué es el comunismo? Preguntas y respuestas 1971
Le Duan La revolución vietnamita: problemas fundamentales y tareas esenciales 1971
Luis Corvalán Camino de victoria 1971
V. Afanasiev Socialismo y comunismo 1971
José Miguel Varas Chacón 1971
José Rodríguez Elizondo Mitología de la ultraizquierda chilena 1971
P. Neruda Cantos de amor y de combate 1971
Georges Cogniot Carlos Marx, nuestro contemporáneo 1971
Leo Figueres El antileninismo trotskista 1971
K Marx – F Engels El manifiesto comunista 1971
Kamen Kalchev Dimitrov: el hombre 1972
G Dimitrov Dimitrov acusa al fascismo 1972
A Davis, reportaje La verdad sobre Ángela Davis 1972
Georges Cogniot Leninismo y socialismo 1972
Boris Leibzon El Revolucionarismo pequeñoburgués 1972
VVAA Lenin gran teórico 1972
Antonio Benedicto Poca cosa 1972
Lenin y otros Contra el trotskismo 1972
Leo Figueres El trotskismo al desnudo 1972
Sergio Vuskovic El pluralismo y el proceso revolucionario chileno 1973
Austral Bienvenida a Pablo Neruda 1973
F. Engels El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre 1973
F. Engels Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (folleto. Col. Básica) 1973
A. Spirkin y O. Yajot Fundamentos del materialismo dialéctico e histórico 1973
Mario Zamorano y otros Lenin y nuestras tareas de hoy 1973
E. Bottigelli Génesis del socialismo científico 1973
Luis Corvalán Lo internacional en la línea política del Partido Comunista 1973

 

28. Reeditado en 1971, Colección Camino de Victoria

29. Reeditado en 1961 y 1971 (colección Camino de Victoria)

30. Reeditado en 1973 como Enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo

References

1. Subercaseaux B. Historia del libro en Chile. Desde la Colonia hasta el Bicentenario. LOM, Santiago, 2010.

2. Subercaseaux B. La industria editorial y el libro en Chile (1930-1984), CENECA, Santiago, 1984.

3. Salgado Muñoz A., Fernández Abara J. El Partido Socialista y Prensa Latina: gestión económica y conflicto político en una editorial chilena (1954-1973). Historia (Santiago), 2021, N 54(1), pp. 279-317. https://dx.doi.org/10.4067/s0717-71942021000100279

4. Loyola M. Libros y folletos de la Internacional Comunista en América Latina. Algunos apuntes para su historia. Izquierdas, 49, noviembre 2020. Available at: https://www.scielo.cl/pdf/izquierdas/v49/0718-5049-izquierdas-49-85.pdf

5. La noble y difícil misión de editar para los trabajadores. El Siglo. Santiago, 21.02.1960.

6. Barnard A. El Partido Comunista de Chile, 1922-1947. Ariadna Ediciones. Santiago, 2017.

7. Loyola M. El Instituto de Investigaciones Marxistas de Chile: expectativas y limitaciones de un proyecto intelectual comunista. ISTORIYA (Rusia), 2021. Available at: https://ras.jes.su/history/s207987840014606-5-1-en

8. Zamorano M. et al. Lenin y nuestras tareas de hoy. Editorial Austral. Santiago, 1973.

9. Colección Camino de Victoria es un arma valiosa para ganar la lucha ideológica. El Siglo, 16.12.1971.

10. Angenot M. Interdiscursividades. De hegemonías y disidencias. Universidad Nacional de Córdoba, 2010.

11. Angenot M. El discurso social. Los límites históricos de lo pensable y lo decible. Siglo XXI. Buenos Aires, 2010.

12. Delupi B. La teoría del discurso social de Marc Angenot. Andamios. México, 2021, Vol. 18, 47, septiembre-diciembre, pp. 65-82.

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